Es una estrofa de la "Soleá de los Cañaverales". La he escuchado en la voz de Enrique Morente:
Nadie hable mal del día,
hasta que la noche llegue
yo he visto mañanas tristes
tener las tardes alegres.
Los pájaros eran clarines
entre los cañaverales
que le dan los buenos días
al divino sol que sale
qué cosita más sensible
yo iba a pelear con la muerte
y alcanzarla es imposible
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