viernes, 14 de abril de 2017

14 de abril

  No soy muy dado a la mitología. No tengo mitos, dioses, ni héroes, ni modelos absolutos. Creo en las personas que ofrecen trabajo, capacidad, talento, generosidad y honradez. Esa gente es la que me gusta. De la II República, como es evidente y como lector empedernido, no tengo recuerdos más allá de los leídos, vistos en los libros de historia. Desde muy joven supe cuál era mi bando: soy de los que pierden, pero nunca pierden la dignidad. Soy de aquel jornalero que renunció a unas pesetas a cambio de un voto, que le dijo al manijero de un cacique la frase que ha pasado a la historia: “En mi hambre mando yo. Soy de Federico, de Machado, de Azaña y de tantos ilustres personajes de nuestra historia.  
  Hoy hace 86 años se proclamó la esperanza en la España pobre y atrasada, rota unos años después, por unos militares fascistas al servicio de los ricos, la banca y la iglesia conservadora. La España negra, la España de la sotana, del señorito engominado, el del no sabe usted con quién está hablando, la de Los Santos Inocentes que retrató Delibes. La España prepotente y conservadora que apagó cada soplo de libertad en los siglos XIX y XX.
Una parte, muy reducida, de las dos Españas tardó a regañadientes demasiados años en aceptar un sistema democrático. Necesitó una guerra civil, dictadura y parte de la transición. Aún hoy, cuando escucho a muchos de su base social, a sus líderes, sospecho que aún no han entendido, ni avanzado nada. La derecha española sigue sin condenar el golpe militar y la dictadura que estableció, algo impensable en las derechas de algunos países vecinos 

 Una de las enseñanzas de aquel tiempo es alumbrar una izquierda que aprenda de los errores del pasado. Esos errores que retrató en ·"El Laberinto Español" Brenan, el hispanista, esa izquierda que se mataban entre ellos a tiro limpio en plena guerra civil en Barcelona. La izquierda actual, en situaciones muy distintas, sigue a lo suyo. Cambian los tiempos, la tecnología lo inunda todo, los modos de lucha, el mensaje, el discurso, pero lo único que no cambia es mi lucha tozuda por unos valores republicanos irrenunciables: la honestidad, la igualdad, la libertad, la fraternidad…. 

Feliz 14 de abril.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario