lunes, 24 de diciembre de 2018

Las aceitunas, la navidad y yo


A raíz de un articulo que he leído estos días en el Diario Cordoba me vienen los recuerdos de un niño. Corría el año 71. Con solo once años aquél chiquillo se preparaba para tirarse  dos meses en un cortijo cogiendo aceituna. Había tenido que dejar la escuela muy a su pesar. No sirvió de nada que don Manuel Cruz, su maestro,  hablara con sus padres para tratar de convencerlos con el fin de que el niño no faltara a clase, pero aquél buen maestro no tuvo muchos argumentos para rebatir cuando aquellos padres les expusieron las carencias y dificultades de aquella familia, hecho este conocía pero a pesar de todo el maestro insistió una y otra vez haciéndoles ver que comprendía su situación pero que el muchacho prometía. Andaba buscándole una buena beca para estudiar en la Universidad Laboral, que era donde estudiaban algunos- no todos-  los hijos de los pobres en aquellos tiempos y no podía perder días y meses de la escuela. No hubo remedio, y Manolo que así se llamaba el niño, junto con un grupo de familias, hombres,mujeres y chiquillos se dieron cita en los olivares de Jaén para emprender el camino hacia un cortijo, con carencias de agua y luz o todos los servicios que hoy disfrutamos, y donde al menos estarían  más de dos meses. Era lo que se le llamaba irse de “vará”. Aquel niño se aprendió aquellos meses toda la parafernalia de la aceituna donde se solía trabajar casi siempre a destajo aunque también se trabajaba “a jornal”. Cuando se trabajaba a destajo se situaban una cuadrilla por hilera y los primeros que terminaban su hilera debían “escabezar”. El manijero les iba adjudicando olivos de las hileras que iban más retrasadas hasta emparejarse todas las hileras. Esto provocaba algunos enfrentamientos y suspicacias. “Hacer la gata” es una expresión que se utilizaba y cuyo significado era el de retrasarse en las faenas para evitar doblar al final de la fila, si los olivos a doblar no eran muy bueno y no tenían bastante aceituna. Antiguamente para la recolección de la aceituna se utilizaban varas o varillos, de distintos tamaños: pequeñas, medianas y una más grande. Con ellas se sacudía la aceituna que se encontraba en los olivos para hacerla caer al suelo o a los fardos colocados en el suelo.Una vez realizado el vareo se procedía a la recogida de la aceituna que quedaba en el suelo. Éste trabajo consistía en recoger la aceituna del suelo y depositarla dentro de las espuertas, labor que, mayoritariamente, realizaban las mujeres y los niños. A medida que se acumulaba la aceituna se llevaba a la criba para eliminar hojas, ramas y piedras. Ya limpia se almacenaba en sacos. El manijero iba anotando cada peso a la cuadrilla correspondiente entregándoles una chapa, por el valor del peso, cuando era a destajo.
Ese niño del que hablo se hizo mayor y ahora, como todas las nochebuenas me vienen los  recuerdos, las vivencias  de la gente que ya no están y las  estampas imborrables de esos dias; estampas inborrables todas las navidades de mi vida.
Feliz Navidad a todos

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