
viernes, 30 de octubre de 2009
Hipocresía y corrupción

miércoles, 21 de octubre de 2009
La economía de Harry el Sucio
“Si quiere usted garantías, cómprese un tostador”. Es la frase de Clint Eastwood que sirve para ilustrar cómo funciona la economía de hoy, la economía sin garantías. La última crisis económica nos ha enseñado que la teoría económica es sólo eso: teoría. No somos los seres racionales que meditan cada decisión.
Imagine que en la misma calle hay dos restaurantes italianos: Alba’s y Beatrice. Los dos tienen platos muy similares y precios casi idénticos. Los dos se enfrentan a esta velada sin ninguna reserva previa en sus libros. La crisis aprieta. El capricho quiere que la primera pareja de viandantes decida entrar en la opción A (Alba’s) sin ni siquiera asomarse al segundo restaurante. Al cabo de un rato, una segunda pareja pasa por
Lo que acaba de ocurrir es puramente aleatorio y nada tiene que ver con la supuesta lógica que debiera regir una decisión económica. Esos restaurantes A y B se han multiplicado por un trillón en la vida real, hasta convertirse en una de las mayores burbujas de la historia en los 90. “A” fue, en realidad, “AOL (America OnLine)” y “B” fue “Boo.com”, los dos mayores ejemplos de la burbuja de las punto.com y el paradigma de cómo se sigue irracionalmente a la manada. Lo mismo ha ocurrido con las hipotecas basura (subprime) que un banco tras otro han ido adoptando para alcanzar a su competencia, por muy suicida que fuera esa estrategia.
La primera epidemia que ataca la salud de la economía tradicional es la de romper la racionalidad. Nuestras decisiones no son siempre ni autónomas ni racionales. Existe una buena dosis de pereza mental, de imitación y de presión social que explica por qué contradecimos la primera lección que estudian los economistas. En la nueva economía, a la pregunta de “si todos saltan por el puente, ¿tú también lo harías?”, la respuesta es: “Probablemente sí”.
La economía de Harry el Sucio
martes, 13 de octubre de 2009
Carta a los diputados responsables de la reforma electoral

jueves, 1 de octubre de 2009
La crisis y la banca
Desde antes de las últimas elecciones generales estamos viviendo de una manera generalizada en todos los rincones del mundo, y en España en particular, una crisis económica y financiera que no se recuerda desde hace mucho tiempo y que nos está afectándonos de una u otra forma. Aunque quien más lo están sufriendo son las clases trabajadoras, los ciudadanos de a pie, los jóvenes, las mujeres, los autónomos y las pequeñas empresas. Un paro brutal, la mayoría de los ciudadanos hipotecados por los bancos, al igual que los autónomos de pequeñas y medianas empresas, empresas que dependen de un crédito bancario, reducción de salarios y de condiciones de trabajo, en muchos casos, casi de esclavos…
Esta crisis pone encima de la mesa y en la opinión pública, la siguiente pregunta ¿Dónde está el dinero? Los bancos de la noche a la mañana ya no dan créditos y exigen de una manera feroz el abono de las hipotecas que tan fácilmente concedieron en el pasado. Exigen al Estado -esta vez sí- que intervenga, que inyecte capital, aún cuando han tenido beneficios escandalosos y vergonzantes o como en estos días hemos visto con la pre-jubilación de un directivo del BBVA. No se puede ser más sinvergüenza.
Pues bien, el gobierno haciéndose participe de esta situación adoptó en los últimos tiempos varias medidas para la reactivación de la economía española, primero 3.000 millones €uros para la banca, posteriormente otros 9.000 millones en forma de avales, luego con la intervención a la Caja de la Mancha otros 9.000 millones… Según muchos analistas se necesitan llegar a 99.000 millones. Y por último, permite a través de un Real Decreto Ley, la posibilidad de que los ayuntamientos puedan establecer operaciones de créditos con las entidades financieras para poder pagar las deudas contraídas con proveedores. Y lo hacen poniendo como garantía los €uros que el Estado debe de ingresar mensualmente a los ayuntamientos, de manera, que si los ayuntamientos no pueden pagar este crédito, el Estado en vez de pagárselos a estos lo harían a los bancos, forma muy sutil de volver inyectar dinero a la banca, de nuevo.
Así pues, todas las actuaciones y proposiciones están pensadas en favorecer a la Banca, unas directamente y otras con sutil enmascaramiento. De esta manera y volviendo al principio, el gobierno Zapatero está al servicio de la Banca. Es impresentable que desde los estamentos estatales únicamente hayan pensado que esta crisis económica y financiera, haya que actuar únicamente inyectando dinero a la banca, se han olvidado de los trabajadores, de los autónomos, de las pequeñas empresas, del empleo, de los ayuntamientos,…., creen que con los 8.000 millones para obras en municipios de todo el Estado, y el ridículo de la Junta de Andalucía con el Plan PROTEJA, nos han salvado.
Con esta política los municipios españoles se declaran prácticamente en quiebra porque el gobierno les niega recursos para atender a los ciudadanos, hasta el punto de que muchos ayuntamientos han dejado de pagar a sus proveedores o se tienen que endeudar a largo plazo con la banca para poder subsistir. Y lo que más cabrea es ver como se castigan las cuentas que más próximas están al ciudadano, como son las de su Ayuntamiento, y se es muy alegre y vuelcan los recursos en fomentar gastos autonómicos o de las diputaciones provinciales tan innecesarios. Por poner algunos ejemplos: la apertura de embajadas regionales en países extranjeros o los aumentos de asesores y amiguetes con cargo a las cuentas públicas en las diputaciones. (Cosa que practican al igual PSOE y PP)
Si nuestras ciudades o nuestros pueblos no tienen dinero, poco le importa al gobierno. Si en nuestro pueblo hay que atender a los problemas de paro y de servicios sociales, como está ocurriendo hoy en día, poco les importa a nuestros gobernantes .
Desde mi humilde entender, hay que exigir a la Banca que todos los dineros inyectados tengan una repercusión en los ciudadanos, en los autónomos, en las pymes, y en los ayuntamientos. Pero creo que siempre estamos dándole vueltas a lo mismo. Los ayuntamientos, los trabajadores, los jóvenes, los autónomos y un largo etc. siguen siendo los parientes pobres de la democracia y de nuestro país.