Las declaraciones del portavoz de CiU en el Congreso de los Diputados, acerca del PER en Andalucía y Extremadura ha sacado al debate (una vez más) el tema de la Andalucía indolente, del subsidio y del PER. Siguiendo con esa obsesión de muchos sectores de la derecha (española y catalana) tiene sobre estas ayudas en Andalucía.
Ahora le ha tocado al político, que todas las encuestas señalan como mas sensato y mas valorado, a Josep Antonio Durán i Lleida, que ha dicho lo siguiente: "reflexionar serenamente, sin que nadie se ponga nervioso, sobre lo que significa el gasto del PER" y criticó que en Andalucía y Extremadura se hayan reducido de 35 a 20 los días necesarios para cobrar este subsidio porque considera en plena crisis esto "no tiene sentido". Menos mal que ha pedido serenidad y que previamente que nadie se ponga nervioso porque le han dicho de todo menos bonito y, esta vez, desde todo el espectro político de Andalucía. Esta vez PP, PSOE, IU y PA han coincidido ¡Hasta Arenas! Ha salido (esta vez si) en defensa de los andaluces y no en defensa de su partido.
Veamos las cifras. El gasto que conlleva el subsidio agrario en Andalucía y Extremadura es de unos 60 millones mensuales frente a los 2.845 millones que se pagan al mes en concepto de prestaciones por desempleo en el régimen general. Las subvenciones a los mineros del carbón, por ejemplo, exceden con mucho las que llegan a Andalucía. Hay que recordar a Duran el coste de TV3 para el erario público, las subvenciones de cualquier industria catalana como el textil o la SEAT. De eso no se dice nada.
Creo que ha llegado el momento de debatir la conveniencia de una política de ayudas y subvenciones en una coyuntura de ajuste de todos (de todos) los gastos públicos. Pero habría que no confundir la velocidad con el tocino y diferenciar entre las subvenciones coyunturales a sectores para ayudarles a salir de esta difícil situación y la consolidación de sistemas viciados, de clientelismo electoral (que también existe en Cataluña y en otras comunidades) de los que no habla Duran, de los que acaban beneficiándose muchos ciudadanos que no tendrían derecho a hacerlo y que consagran una situación que desincentiva la búsqueda de empleo. Ese es el debate.
Pero lo que merece todo el rechazo, por tanto, es la sensación de que Andalucía y los andaluces somos una gente vaga, indolente. En la que los trabajadores del campo prefieren cobrar un subsidio antes que trabajar. ¿Qué quiere Duran? ¿Que no se les ayude a los trabajadores andaluces que perdieron este invierno más de cinco millones de jornales? ¿Sabe cuanto gana un jornalero en los 6 meses que recibe el subsidio? QUE DESDE NOVIEMBRE HASTA FEBRERO NO SE PUDO REALIZAR TRABAJOS EN EL CAMPO a causa del temporal. Que hay gente (que conozco) que no ha trabajado ni un solo día en ese tiempo. Y una pregunta final ¿que sería de nuestros pueblos sin el subsidio agrícola o las subvenciones al campo? Sr. Duran, le invito a que se de una vuelta por la Andalucía del interior que usted desconoce y no venga a nuestra tierra tan solo de vacaciones
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