martes, 10 de julio de 2018

Taberna San Miguel. Casa El Pisto.



A finales del siglo XIX se decía, y no era una exageración: "Córdoba, ciudad bravía que, entre antiguas y modernas, tiene trescientas tabernas y una sola librería". Hoy estamos en casi en esos parámetros. Hoy  en pleno auge de las franquicias, gastrobares y demás moderneces, que   sobrevivan tabernas con raigambre y solera es un merito en el panorama hostelero no solo cordobés  sino nacional. Que sobrevivan, no bares ni cervecerías, sino tabernas tradicionales forradas de azulejos, carteles, con su patios y sus barriles de Montilla-Moriles es  una excepción, que pocas ciudades pueden presumir

Una de las más antiguas y famosas es El Pisto, que lleva plantada frente a la iglesia de San Miguel desde el año en que nació Machaquito (1880), que ya ha llovido. Aunque se llama oficialmente Taberna de San Miguel, todo el mundo la conoce como Casa el Pisto que es el apodo familiar de su dueño. Es en los años setenta, al comprarla el padre del actual propietario,  cuando se le añade "El Pisto".

Es un negocio cuyo nombre está indiscutiblemente ligado a Córdoba. Una taberna donde muchos parroquianos son fieles a prueba de bomba. Una taberna donde viajas en el tiempo hacia el pasado, es, sin duda, adentrarse en la Córdoba de los años cuarenta, cincuenta.... Fieles parroquianos con su senequismo acuestas, refugio de la tertulia y el copeo. Es de esos lugares que hay que parar por el mero gusto de tomar una copa en la barra y contemplar sus paredes llenas de recuerdos. Sus casi 140 años de vida han hecho un emblema de la ciudad, pero también un ejemplo de cómo mantenerse en lo más alto, pese al paso de los años.

Lejos de la órbita de la turística Mezquita, a un paso de la Plaza de Las Tendillas, hoy su principal clientela es el turismo, tanto nacional como internacional, que contempla fascinado las fotos, carteles, azulejos de sus paredes. Un templo donde no pedir un  medio de Toro Albalá,  o algún plato de la cocina cordobesa es un sacrilegio.  Con espectacular patio, reservados, alguna tertulia que otra, donde el Montilla-Moriles es su principal protagonista.
Intelectuales, políticos, famosos y turistas han hecho crecer su prestigio.Con tabernas como ésta, se comprende que no hiciesen falta librerías.








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