Siempre cuento la misma anécdota de como ha cambiado el mundo este en el que vivimos: cuando trabajaba en instalaciones telefónicas la primera vez que vi un teléfono móvil, o mejor dicho un armatoste algo parecido a lo que hoy tenemos, fue en un cursillo que nos dieron a varios compañeros para ver las características de como funcionaba aquel ladrillo, 10 veces mas grande de los actuales móviles. Hace treinta años… Entonces había aquellos teléfonos, como el de la foto, en los que se sacaban unas aparatosas antenas y dijo “¿sabéis que es esto?”. Todavía no había móviles en España, “dentro de muy pocos años, todos vamos a tener nuestro número de teléfono particular y funcionará como si le insertaras una tarjeta de crédito, pagaras con él , etc, etc...”.
En aquel momento tardaban meses-y años- en darte una línea fija en España, cuando pedías un nuevo teléfono, necesitabas poco mas o menos que una recomendación para que pusieran una línea en tu casa.
Y recuerdo que un compañero me dijo [con cara de incrédulo y en voz baja] y éste tío qué dice, ¿Qué vamos a tener nuestro teléfono particular cada uno? .Vamos , hombre con los cuentos.
Pues ahora tenemos no uno, algunos tienen dos y tres, y nos parece normal que un niño juegue con él o llame a sus padres.
Mis historias
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