jueves, 18 de septiembre de 2008

Docenas de miles de millones para salvar a los bancos; nada para salvar a las personas

Los neoliberales más radicales contra el gasto público corren a pedir a gritos dinero publico para que no se desestabilice el mercado financiero.
Lo último ha sido inyectar en un solo día 70.000 millones de euros - la mitad del presupuesto anual de Andalucía- para garantizar los mercados financieros. Son los mismos que piden reducir el gasto público , los derechos sociales y flexibilizar el mercado laboral. Los mismos. Pero mejor que lo explique yo, os dejo con lo mejor que he leído en unos dias en el Blog de Juan Torres que dice cosas tan claras como estas:

Hay que tener muy poca vergüenza, una falta de sensibilidad infinita y un cinismo visceral para estar haciendo todo eso para favorecer a los bancos propiedad de los más ricos del mundo y, al mismo tiempo, no tener más discurso que demandar salarios más bajos y austeridad para los que menos tienen. Y, por supuesto, hay que tener una sangre muy especial para ser capaces de estar proporcionando a los mercados bancarios cientos de miles de millones de dólares de financiación privilegiada y no tener ni un miserable euro, ni un podrido dólar para ponerlo a disposición de los 900 millones de hambrientos del planeta, de las poblaciones pobres de Haití, de Cuba que padecen los destrozos de los huracanes o de otros países que pasan sufrimientos de todo tipo.
Tienen todo el poder y el dinero, pero carecen de la generosidad y de la sensibilidad que diferencia a los seres humanos de los animales. Son eso, animales programados solamente para ganar dinero: dispuestos a darlo todo para salvar a los bancos, pero incapaces de dar nada para salvar a las personas.
Lo que está pasando en nuestro planeta es realmente increíble: los organismos internacionales, las ONG, miles y miles de personas reclamamos solidaridad, ayuda, cooperación, un reparto más equitativo de la riqueza, sensibilidad ante e sufrimiento ajeno. Y los gobiernos y los bancos siempre dicen lo mismo: que no hay dinero, que hay que recortar gastos, que no es bueno que los estados intervengan... Lo contrario de lo que hacen cuando los necesitados son los ricos. Entonces, todo es ayuda y los discursos de antes se olvidan.
Un discurso cínico y criminal contra el que es preciso que los ciudadanos nos rebelemos de la manera que sea con toda nuestra fuerza.

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