Qué tiempos aquellos en los que se debatía hasta si se fumaba en las reuniones. En poco tiempo, los partidos han pasado a no tener un solo debate en sus órganos internos, ni una sola crítica de las supuestas bases que antaño exigían votar todo, reuniones interminables donde se debatía si eran galgos o podencos, churras o merinas. Organizaciones, antaño ricas, diversas y complejas, transformadas en un cuerpos políticos inertes y serviles a los líderes. Maquinarias electorales y de colocación, club de fans en las redes sociales. El líder decide, las(supuestas) bases clican.
Servilismo del malo.
Una nueva religión, con sus propios dogmas de fe que deben ser creídos ciegamente, con la obligación de defenderlos a ultranza todo lo que diga el líder en las RRSS, de lo contrario iras al ostracismo.
Serás facha, un resentido y un traidor de por vida.
La nueva política era esto.
Buen día a (casi) todos.
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