Qué pesadez de escuchar últimamente la misma palabra: Crisis. Te hablan de ella: tu familia, tus vecinos, los compañeros, los del ladrillo... Vas a tomarte un café al bar y el camarero de cabecera -reconvertido en analista económico- te suelta que viene menos gente por la crisis (su baremo está en la venta de cervezas y cafés). Se habla de crisis en el supermercado, en la gasolinera, en la carnicería, en el ayuntamiento, etc. Total, que ahí estamos todos, dale que te pego al tema. Comiéndonos unos a otros la moral. Que si fulanito se ha quedado en paro; que si ya no hay tanto trabajo como antes; que si ya no voy a la pelu; que si el comercio no vende; que si ya no se venden tantas viviendas... No hay nada más contagioso que el temor económico, ni nada más cobarde que el dinero.
El PP, en campaña, hablaba de crisis aguda. El PSOE de crisis pasajera. Total: un virus que algunos políticos no quieren ver; sea o no cierto. Lo que sí es cierto, es que las carteras, las tarjetas Visa, antaño bastante alegres, andan ahora más escrupulosas y muestran sus interioridades con menos frecuencia. No hay día que no nos levantemos con una noticia en prensa, radio, televisión o Internet que no nos recuerde que hay crisis. Que si sube la leche; que si repuntan las hipotecas; que si aumenta el paro; que si el eurobibor; que si se para la construcción se para todo; que si baja el consumo; que si crecen los precios.... ¿Está todo realmente tan mal? Si es así, ¿por qué los economistas, los gobernantes no hablan abiertamente de crisis, si no de ralentización de la economía? ¿Eufemismos?
Por eso, cuando se habla de ralentización y caída en la venta-por ejemplo- de pisos creo que lo que de veras ha caído,- en picado- es la iniciativa de los especuladores, profesionales o aficionados, que ahora comprueban cómo sus últimas adquisiciones se quedan sin vender. Cierto que esta situación conllevará una moderación en la construcción, que llevará aparejado un incremento del paro. En España se vendían pisos igual que si fueran móviles. No debemos andar muy lejos de que el número de viviendas superará al de habitantes(y a teléfonos móviles). ¿Todas para habitarlas? Por tanto: que hablen los analistas, los de verdad. Pero, esos, de momento no hablan mucho; sólo lo justo y necesario, esperando quizá la absoluta certeza para confirmar lo que ya se sabe: ¡que hay crisis!. Así cualquiera
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