lunes, 13 de agosto de 2012

La necesidad de pertenencia



Desde que naces ‘hay’ que ser de algo. De papá o de mamá, de colegio público o privado, de privado o de religioso, de Primera Comunión o de Primera Comunión, de un amiguito íntimo o de otro, ‘enamorado’ de una niña o de otra, de tu cuerpo descubierto y masturbado, del primer amor ‘serio’, y del segundo, y del tercero, de estudiar o pasar, del primer viaje, del fútbol, del alcohol de botellón, de los porros, de la droga, de la primera vez de sexo, de las siguientes, del primer trabajo, de la boda, del primer hijo, y del segundo, del tedio, de la o del primer/a amante, del divorcio, de la sexualidad infinita, de la primera arruga, del primer nieto, de la jubilación, de los amigos muertos y los padres fallecidos, de la soledad acompañada, de la televisión, -la gran pertenencia-, del fútbol nuevamente, del Madrid o del Barça o del equipo de tu ciudad aunque no juegue nadie de ella, de un partido político o de otro, de ninguno pero de otro, siempre se es consciente o inconscientemente de alguno, de una ideología, de la próstata y de las mamas, del miedo al cáncer, de la Navidad, del veraneo, de la vejez que va llegando sin notarla, de la enfermedad, del pasado, del futuro, del Más Allá, de la incomprendida religión, del dinero, del dinero, del dinero, de la publicidad por los ojos y por los oídos, de los héroes, de las guerras, de las armas, de la pensión, de la tristeza ahuyentada, de la crueldad suavizada, de las tradiciones, de la historia, de las galaxias infinitas de la rebeldía apagada, del odio a los ricos, de lo que no tenemos, de las ausencias, de las dudas sin certezas, de las desaparecidas luchas de clase, del deterioro, de conformarnos con ver el mundo, del lento y rapidísimo pasar de la vida, de lo que dejaremos, de los hijos, de lo que no hicimos, de la alegría de vivir, de las obsesiones, de los miedos, de las supersticiones, de las imposiciones sociales, de las corrupciones, de los sistemas políticos, de las tendenciosidades que arrastramos, de lo difícil que es ser objetivo, de la educación que hemos recibido, de las circunstancias, de la fe, de los lugares comunes, del qué dirán, del sentido del ridículo, de la necesidad de pertenecer a alguien, a algo, y que ‘nos pertenezcan’. De los sueños. 

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