La feria de los discretos de Pío Baroja es una novela que se desarrolla en la Córdoba de 1868, en los momentos previos a la revolución que dejó a Isabel II sin trono, esa reina que se ganó fama por su afición de pasarse por la piedra y por la real cama a medio Madrid. Muchos de sus escenarios se mantienen todavía en la ciudad. Baroja amaba el misterio de las callejuelas de Córdoba, el carácter de muchos de sus habitantes, el letargo de una ciudad desde los tiempos de los árabes, cuestión que atraía a Don Pío.
Se me ha ocurrido y me he permitido hacer un recorrido, a mi libre elección, por las calles que en su día recorrió Quintín Roelas, protagonista principal de la novela, con el añadido de las tabernas actuales que vamos encontrando a nuestro paso.
Comenzamos nuestra ruta buscando la
Calleja del Niño Perdido un callejón situado en la calle
Concepción que pasa inadvertido hoy en día para la mayoría de la gente, en él existía en la novela una taberna, desconozco si en aquel tiempo fue real o ficticia; pasamos por
San Nicolás y
Gran Capitán, hoy una zona peatonal llena de tiendas, bancos, cafeterías, nada que ver con la calle de aquellos años. Quintín continua por la calle peatonal de Conde de Gondomar (
Gondomar , para todos los cordobeses) hoy una de las calles comerciales y más frecuentadas de la ciudad. Desembocando en la
Plaza de las Tendillas con su estatua de
El Gran Capitán bajo la inscripción: "Más quiero la muerte dando dos pasos adelante que vivir cien años dando uno solo hacia atrás". Aquí nos desviamos un momento de la ruta para tomarnos nuestro primer
Montilla y unas berenjenas con miel
en
EL PISTO, una de las tabernas emblemáticas y turísticas de Córdoba.
Seguiremos los pasos del protagonista para dirigirnos hacia
Claudio Marcelo y en una de sus calles nos tomaremos un medio de Amargoso con unas gambas 'rebosá' en
EL GALLO y contemplar algo de lo que fue la Córdoba romana
con las ruinas del
Templo Romano ya al final de la calle y
Capitulares. Pasaremos
para llegar a
Ambrosio de Morales y
La Cuesta de Luján, otro de los enclaves que figuran en la novela. Tras bajar los escalones de la cuesta, aparece una calle muy citada en la novela:
San Fernando (antigua calle de la
Feria). Antes de entrar en la
Plaza de la Corredera nos tomaremos otra ronda acompañada con un salmorejo en la
TABERNA SALINAS. Contemplaremos sus arcos, todos sus bares y tascas. Entre los edificios que dan forma a la plaza destaca el mercado de Sánchez Peña que sirvió de sede consistorial así como cárcel, hasta el siglo XIX.
Seguimos por la
Plaza de Almagra dejando atrás a la
Iglesia de San Pedro.
En pleno barrio de
Santiago nos dirigimos a la calle
Siete Revueltas, para entrar en la
Casa de las Campanas. Descubrimos el Palacio del Marqués de Tavera (en la ficción de la novela) en la
calle del Sol, actualmente calle
Agustín Moreno donde se alza el
Palacio de Benamejí, hoy Escuela de Arte y Oficios. Pasaremos por la calle
Lineros y haremos una parada gastronómica en
BODEGAS CAMPOS, uno de los excelentes restaurantes de la ciudad. Poco más adelante entramos en la
Plaza del Potro en la que se ubica el Museo de Julio Romero de Torres y la Posada del Potro, un corral de vecinos, casa típica del siglo XV, hoy Centro de Flamenco Fosforito.
Desde la
Iglesia de San Francisco subiremos a la
Calle Portillo para adentrarnos en la
Plaza de Jerónimo Páez en ella se ubica el
Palacio de los Páez, hoy Museo arqueológico y la
Casa del Judío.
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Taberna El Tablón |
Nos tomamos un medio de
Montilla en
EL TABLÓN descrita así por
Joaquín Pérez Azaustre : "muy poca gente sabe que en la Judería, hay una mesa en la que se sentó un día
Pío Baroja, todavía joven mocetón, andariego y disperso a corregir su primer manuscrito de la Feria de los discretos, novela de lectura obligada de la que todo el mundo habla pero que muy pocos cordobeses han leído"
En los aledaños de la
Mezquita nos tomaremos una tortilla de patatas, como hacen miles de turistas desde la aparición de la taberna en un programa de la televisión, en la archiconocida
CASA SANTOS. Nos adentramos en el
Patio de los Naranjos. Un gran sitio para ver pasar a la gente y contemplar una de las maravillas del mundo, La Mezquita y todo su entorno. Aprovechamos que pasamos por la puerta de
EL CABALLO ROJO para degustar un
Pedro Ximénez. Siguiendo nuestro camino atravesamos la
Puerta del Puente, entrada a la ciudad desde el sur y unión con el
Puente Romano.
Disfrutamos de este entorno monumental del
río Guadalquivir para finalizar nuestro paseo más tabernario que literario en la
Torre de La Calahorra, diremos las palabras de despedida a Córdoba de
Quintín Roelas, el protagonista de la novela :
¡Adiós Córdoba, pueblo de los discretos, espejo de los prudentes, encrucijada de los ladinos, vivero de los sagaces, enciclopedia de los donosos, albergue de los que no se duermen en las pajas, espelunca de los avisados, cónclave de los agudos, sanedrín de los razonables! ¡Adiós Córdoba! Y ahí queda eso.
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